SIN BARCOS, SIN HONRA, “SIN TESIS” y SIN DIGNIDAD

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SIN BARCOS, SIN HONRA, “SIN TESIS” y SIN DIGNIDAD

¡ A ver qué hacemos !.

Ya que habíamos adoptado para nuestro DIGITAL el nombre de algo tan útil y tan marinero como el “CUADERNO DE BITACORA”, me pareció oportuno hacer una incursión rápida por el PANTEON DE MARINOS ILUSTRES, convencido de que podrían ser muchas las lecciones que, lanzadas al océano desde la vida de aquellos queridos personajes de la Historia de nuestros mares, seguirían estando vigentes para marcar, también en el Siglo XXI, el rumbo de nuestra España.

Diré que me gustó el criterio por el que, en un panteón tan especial y tan distinguido, iniciado en el 1786 por orden de nuestro Rey Carlos III y situado dentro del Recinto de la Población militar de San Fernando con una majestuosa fachada neoclásica, se produce un hecho singular: “Todos los que son, están, pero no están todos los que son”. Me explico: La agitada e intrépida realidad de la marina española, que a lo largo de los siglos ha tenido que ofrecer al mar, tanto la vida como los cuerpos de muchos de sus mejores hijos, ha hecho imposible encontrar y conservar los restos de algunos de nuestros marinos más ilustres. Aún así, todos ellos tienen un lugar destacado aunque, en algunos casos, esté orgullosamente “vacío y sin cuerpo presente”, el panteón de varios de estos grandes hombres que también han hecho grande a España. Marinos y personajes ilustres que, con su vida, sus principios y su legado, han sabido marcar el rumbo de la sociedad de su tiempo, con una huella que ha pervivido por los siglos. Sin principios sólidamente anclados en el alma, tal cosa es imposible. Con un almirante SIN PRINCIPIOS, la sociedad está abocada a quedarse sin norte, sin futuro y sin esperanza.

En un paseo por tantas historias, unas ya contadas y otras todavía por contar, las últimas mareas de Octubre nos traen el recuerdo de algunos de aquellos insignes personajes. El tiempo nos obliga a navegar de prisa pero la verdad es que nos gustaría poder acompañar a cada uno y después de agotadoras travesías, al plegar velas y terminar la jornada, poder sentarnos a escuchar sus largas conversas, sus cien razones y mil experiencias mezcladas con el rolar de los vientos que empujaron por todos los mares del mundo a los navíos de los Reyes de España.

Me gustaría escuchar de boca de Don MARTIN ALONSO PINZON, (Palos de la Frontera 1441 – 1493) las peculiares características “marineras” de cada una de las tres distintas Carabelas en su primer viaje; conocer las razones por las que asumió el mando de “La Pinta” y los motivos por los que su hermano Francisco prefirió enrolarse con él como “maestre” dejando solo a su otro hermano Vicente como capitán al mando de “La Niña”. Que nos dijese la verdad sobre otros rasgos de la controvertida personalidad de Cristobal Colón; de cuales fueron las causas de sus tan documentados desencuentros y de como ayudó él a su Almirante para superar los frecuentes motines de la tripulación, ya cansada, antes del “grito”, tan salvador como esperado, de Rodrigo de Triana.

Martín Alonso Pinzón

De Don ALVARO DE BAZAN y GUZMAN ( Granada 1526 – Lisboa 1588 ) me gustaría oír sus recuerdos de aquel viaje a nuestra Galicia acompañando a su padre (Alvaro de Bazán “El viejo”) para participar en 1544, con tan solo 18 años, delante de la Villa marinera de Muros (La Coruña), en uno de los grandes destrozos producidos a la escuadra francesa a la que se ocasionó más de 3.000 bajas. Escuchar los detalles de sus brillantes campañas en el Mediterráneo contra los berberiscos y contra corsarios ingleses en el Atlántico, para acabar siendo nombrado, con 28 años, CAPITAN GENERAL DE LA ARMADA. En alguna de esas soñadas tertulias cerca del puente de mando, me hubiera resultado imposible no preguntarle sobre su participación en la “batalla de Lepanto” (7 de Octubre de 1571); sobre la importancia y movimientos de la retaguardia para apoyar a la flota en combate; sobre la relación personal que hubiese podido tener con Don Juan de Austria y las sensaciones vividas tras conseguir el rápido bloqueo y abordaje de la nave capitana “La Sultana”, al mando del turco “Alí Bajá”, como preludio de una victoria tan decisiva. También me hubiese quedado hasta el amanecer de cualquier noche estrellada, escuchando los detalles de su entrada en Lisboa y la mágica escena de toda aquella gran flota a su mando, fondeada en la desembocadura del Rio Tajo, para imponer a Don Antonio, Prior de Crato, los legítimos derechos hereditarios de nuestro Rey Felipe II a la corona de Portugal. Y cómo no, la persecución y posterior diseño de su importante victoria contra la armada francesa aliada de “Don Antonio” en la batalla naval de Isla Terceira en las Azores, tomando después la isla con lo que fue el inicio, a nivel mundial, de la infantería de marina. Oirle narrar a él ese desembarco, de noche, de incógnito y con lanchas menores, en un punto intermedio entre las plazas fortificadas de “Angra do heroísmo” y “Praia da Vitoria”, a las que siguió bombardeando desde el mar, durante toda la maniobra. A este gran marino que entró en la Historia sin haber perdido jamás ni siquiera una batalla, le pediría perdón por la molestia de hacerle hablar en voz baja, en su alcoba, durante la enfermedad que le postró hasta la muerte. Sería indescriptible poder escuchar de sus labios cansados, su opinión sobre algo que quizás hubiese podido cambiar el fatal desenlace de la Armada Invencible si, a caballo de su enfermedad, la vida no se le hubiese escapado cinco días antes de que Felipe II se viese obligado a improvisar el nombramiento del Duque de Medina Sidonia como sustituto para dirigir la invasión de Inglaterra, tan preparada y tantas veces soñada por Don Alvaro de Bazán.

Álvaro de Bazán y Guzmán

Ante Don BLAS DE LEZO Y OLABARRIETA: (Pasajes 1689 – Cartagena de Indias 1741) seguro que me quedaría en silencio sabiendo que estaba delante de uno de los mejores estrategas de la historia en la guerra naval. Tras esa primera impresión, sería imposible dejar a un lado el descomunal episodio de la defensa y victoria contra el asedio en 1741 a Cartagena de Indias por la flota británica al mando del gran derrotado almirante Edward Vernon. Me limitaría a agradecerle tan desigual y heroica victoria, gracias a la que pudimos seguir hablando en español, hasta hoy, en todas y cada una de las posteriores naciones americanas independizadas de España el siglo siguiente. Con nuestro insigne guipuzcoano, sin un ojo, sin media pierna y con un brazo inmovilizado me limitaría a escuchar, muy atento, a ese “medio hombre” la audacia de sus actuaciones en Barcelona en las distintas fases de la Guerra de Sucesión cuando, con solo 17 años, se le ordenó en 1706, sorteando e incendiando barcos de la escuadra inglesa, abastecer a las tropas que luchaban a favor del Borbón; o su conquista de Mallorca en 1715 que, siendo supuestamente leal al Archiduque Carlos de Austria, se le rindió sin ofrecer ninguna resistencia.

Blas de Lezo

De Don CASTO MENDEZ NUÑEZ: (Vigo 1824 – Pontevedra 1869) emociona leer la extensa hoja de servicios de este VIGUÉS de familia ilustre, contralmirante de la Armada Española, que en sus cortos 45 años supo dejarse la vida por España, en una época en la que los rumbos de la historia la tiñeron de decadencia. Como paisano suyo, me gustaría conocer su personal versión de aquellos episodios, tan terribles como inevitables, de la guerra naval primero en Filipinas y después en América (Valparaiso, El Callao, etc.) cuando los intereses y las intrigas de Gran Bretaña y USA, impulsaron el desmembramiento de la España americana. Episodios que forjaron su alma y le llevaron a esculpir en las aguas del océano la proverbial sentencia incluida en su famoso “despacho” de 24 de Marzo de 1866 donde se declaraba “dispuesto a correr todos los riesgos” siempre convencido de que “más vale honra sin barcos que barcos sin honra”. A día de hoy, Don Casto reposa frente al mar, con el certificado de vida y reconocimiento que supone el hecho de haber merecido descansar, por fin, en el glorioso “Panteón de Marinos Ilustres”.

Casto Méndez Núñez

Con tales antecedentes, reconozco que me está costando aterrizar en Madrid, en el “pobre y desnutrido” panorama, casi al final de esta segunda década del Siglo XXI. Y la dificultad aumenta cuando quiero atar de uno a otro lado de la historia, el hilo conductor de aquellos «meritorios» del pasado, con la pobre dotación personal de nuestros gobernantes de hoy, entre los que la mera imagen, el postureo, el monopolio y control sesgado de la televisión y los más que cocinados sondeos, parece que pudiesen justificar cualquier cosa.

Diré que no estoy afectado por ningún síndrome psicótico ni es que sea incapaz de retirar un pie “encajado” en la zanja del descontento, pero no dejo de pensar que la hidalguía y heroismo de tantos personajes de nuestra historia multisecular, no se compadece con la indigencia cultural y humana de muchos de nuestros políticos. La impunidad con la que Don Pedro Sánchez quiere pasar inadvertido ante la grave y luctuosa realidad de su más que falsificada TESIS DOCTORAL marca, de suyo, el amplio espectro personal de sus carencias. La lamentable opinión que, podemos confirmar, tiene de los valores culturales, universitarios y académicos de nuestro pueblo, le descalifican para el ejercicio de cualquier servicio público, a partir de la enfermiza aversión que siente por la verdad, ante la que solo su desvergüenza y atrevimiento son comparables a su afán de “poder” a cualquier precio. Tras sus culpables esfuerzos por maltratar a nuestro país, volviendo a “desenterrar” la imagen de las dos Españas, se atreve a pedirnos que no le neguemos el voto convencido como está, de que solo él puede pilotar nuestro futuro. Y lo hace bajo la amenaza de que si no le otorgamos nuestra confianza, “se verá obligado a pactar con independentistas, con proetarras, con nacionalistas y con delincuentes, tal como ha venido haciendo hasta ahora, a mayor gloria de su colchón y de los enemigos de la unidad de España”.

Esta pobre realidad de hoy me lleva a pensar en el inmenso valor de la vida y palabras de nuestros marinos. Por ejemplo, cuando Martín Alonso Pinzón para atajar la desesperanza de su Almirante genovés, le recordaba que “esta armada que salió con mandato de tan altos príncipes, no ha de volver sin buenas nuevas”. Tampoco olvidar los inmortales versos de Lope de Vega referidos en 1588 a la sin igual figura de Don Alvaro de Bazán, con los que el inmortal poeta, con verdad y con grandeza, le hacía decir que “Rey servido y patria honrada dirán mejor quién he sido”. De la misma forma, tampoco nadie ha podido esconder las palabras de Don Blas de Lezo, preparando la defensa contra Edward Vernon en Cartagena de Indias, cuando arengaba a sus oficiales: “yo por mi parte me dispongo a entregarlo todo por la patria, cuyo destino está en juego; entregaré mi vida, si es necesario, para asegurarme que los enemigos de España no habrán de hollar su suelo”. Y vaya si lo consiguió !

Como gran contraste con la vida y las obras de estos colosos del mar y de la Historia, el Presidente Pedro Sánchez, sin ningún criterio para el futuro que no sea flotar como el corcho mientras pisa la dignidad de su pueblo, mantiene unas políticas erráticas con las que, la deuda se multiplica, el paro se dispara, las fronteras resultan impunemente violentadas, las fuerzas de seguridad indefensas, maltratadas y mal pagadas, los constitucionalistas perseguidos, los terroristas premiados, los independentistas subvencionados y la convivencia ciudadana ardiendo. Hasta en un alarde del desprestigio internacional al que nos arrastra (ya que estábamos hablando de grandes marinos), se permite desplazar al navío de la Armada “El Audaz” desde el puerto de “Rota” hasta la Isla de Lampedusa para recoger a un grupo de 15 inmigrantes, que perfectamente hubiesen podido viajar casi en un Taxi.

Pido disculpas al lector por este descenso sin “descompresión” desde la grandeza de nuestros MARINOS ILUSTRES hasta la pobreza de nuestro presente y de nuestro presidente. Lo siento de verdad pero el conjunto de las últimas graves acciones y omisiones vividas en Cataluña, más que justifican mi lamentable afirmación inicial en una etapa tan crítica de nuestra historia: SIN BARCOS, SIN HONRA, “SIN TESIS” y SIN DIGNIDAD, para no dejar de sentirnos todos convocados, con el expresivo ¡ A VER QUÉ HACEMOS !.

Tomás R. Rodríguez Diaz

28. 10. 2019.

Tomás R. Rodríguez Díaz

Gestión urbanística. Licenciado en Derecho. Articulista. www.cuadernodebitacora.online VIGO. (España)