EL CUIDADO DE LA VIDA AJENA, CAMINO DEL CIELO.

ID de publicación: 1021
EL CUIDADO DE LA VIDA AJENA, CAMINO DEL CIELO.

Tomado de nuestra HEMEROTECA. Le sugerimos lea el aviso C del TABLON DE ANUNCIOS en la tabla final de esta publicación

LA EUTANASIA COMO TRAGEDIA: UN ERROR SIN SENTIDO.

Muy pocos en esta ciudad de VIGO son los que, en los últimos meses, no se han parado en el singular Paseo de Alfonso XII, contemplando, por un lado, la maravilla de nuestra Ria con las Islas Cíes al fondo y por otro, la importancia de las obras de demolición del antiguo ASILO DE LAS HERMANITAS DE LOS ANCIANOS DESAMPARADOS.

ASILO DE LAS HERMANITAS DE LOS ANCIANOS DESAMPARADOS

La eficacia de los martillos neumáticos y las máquinas excavadoras junto a la competencia profesional de los distintos equipos de la empresa de mi amigo Fernando Sánchez, experta en “demoliciones inteligentes”, no pueden hacernos olvidar la historia de cariño, de sacrificio y de servicio con mayúsculas, vivida por las hermanitas de los pobres en aquella su antigua casa, en la que está claro que la principal belleza de su labor no la aportaba solo el paisaje.

En estos tiempos en los que determinados políticos se permiten hablarnos de EUTANASIA como supuesto y falso signo de modernidad, es más que procedente recordar el trabajo abnegado y eficaz de unas mujeres que, por amor de Dios, cuidaron y cuidan primero la vida y después ayudaron y ayudan a morir dignamente, solo cuando Dios quiere, a miles de hombres y mujeres que, con frecuencia, carecían de familia o de medios o de ambas cosas.

La historia de este milagro vivido sin estridencias en el seno de la sociedad viguesa, se remonta a Mayo de 1883 cuando “la Madre Teresa de Jesús Jornet, hoy Santa de la Iglesia de Dios, recibió la carta de un sacerdote de Vigo pidiéndole que fundase una casa para los ancianos desamparados en esta ciudad”.

Así las cosas, sin perder el tiempo y antes de que pasase un mes de aquella solicitud, “el 16 de Junio de ese mismo año, llegó a Vigo Sor Teresa de Jesús, Superiora General, acompañada de su secretaria y seis Hermanitas, instalándose en la casa nº 186 de la calle del Arenal, adquirida a este objeto, en donde comenzaron a ejercer, ese mismo día, su misión con diez pobres, no contando entonces con los elementos necesarios para atenderlos y sin otro lecho que el mismísimo y duro pavimento recubierto con paja”.

“Poco después, la caridad del párroco castrense de esta plaza, D. Juan Manuel Pérez Martínez les hizo donación del terreno que ocupaba parte del antiguo edificio situado en la Avda. General Aranda, cuya obra fue construida en el año 1886, en la calle que luego se llamó Paseo de Alfonso XII. Desde su fundación, han pasado por esta casa más de 4.000 ancianos muchos de ellos sin nadie en el mundo a quien acudir”. “Tras el paso de los años y por las deficiencias de la casa se pensó en adquirir un nuevo terreno para la construcción de una nueva Residencia, con mejores instalaciones y mayores comodidades para los residentes”

“Todo VIGO sabe que ese nuevo ASILO fue construido en el Camino da Sobreira nº 2, (36212), terrenos de Alcabre, e inaugurado
el 16 de junio de 2001, coincidiendo con el 118 aniversario de la llegada a esta ciudad de nuestra Santa Madre Fundadora”.

“El Carisma de la Congregación siempre fue el cuidado y asistencia espiritual y material de los Ancianos desvalidos de uno y otro sexo, preferentemente los pobres, que sean puestos al cuidado de la Congregación. Como nos enseñó nuestra Santa Madre, es servir a los ancianos aliviando sus necesidades a ejemplo del Buen Samaritano

“La finalidad de nuestra obra es, en palabras de nuestro Fundador Don Saturnino López Nova, ser continuadoras de la misión de Cristo, que pasó por el mundo haciendo el bien y concretado en acoger, cuidar y proporcionar toda la asistencia necesaria a los ancianos desamparados, inspirada en la caridad evangélica.”

En toda la labor de las HERMANITAS y en todas sus casas, “destaca el contenido de la frase de Santa Teresa Jornet: cuidar los cuerpos para salvar las almas. Se trata fundamentalmente de fomentar en los ancianos el «espíritu de familia», a fin de que se sientan como en su propia casa, ofreciendo un servicio desinteresado, con amor y cariño”.

Antes comenté la enorme capacidad de servicio de esta más que distinguida institución de nuestra ciudad, en la que se vive con el máximo esmero el espíritu de la Iglesia de Jesucristo, en beneficio de los más débiles a los que tratan con toda la caridad del mundo. Sin discriminar a nadie por razones de raza, sexo, cultura o religión, no puede pasarnos inadvertido el ejemplo impagable de tanto esfuerzo lleno de alegría con el que, a lo largo de los últimos 136 años han venido cuidando el tramo final de la vida de tantos, siendo fieles al valor supremo de la vida de cada uno, hasta el último suspiro; ayudando a todos a vivir hasta ese momento inevitable del encuentro personal con Dios.

Y es de resaltar como en este trabajo de las HERMANITAS siempre ha estado presente, en medio de su decidida entrega por la vida y del máximo respeto por la libertad de cualquiera, la esperanza de conseguir acercar al Cielo a los hijos tan queridos por tan buen Padre.

Cuando algunos quieren teñir de falsa bondad la injustificable y atroz decisión de arrancar los últimos suspiros de la vida de enfermos, familiares y no familiares, resalta con luz propia el ejemplo de las hijas de Santa Teresa de Jesús Jornet. Conscientes de que solo a Dios corresponde tal cosa y dispuestas a aportar, con sus vidas, la atención que necesiten aquellas personas que les han sido encomendadas, las acogen, atienden y cuidan sus cuerpos sin haber mediado ninguna relación anterior ni vinculo de interés o parentesco.

No puedo concluir sin resaltar la importancia que, en esta maravillosa labor, tiene el trabajo de los distintos voluntarios anónimos, a los que son perfectamente aplicables aquellas palabras de San juan Pablo II: «El compromiso del voluntariado es la respuesta valiente de quienes no quieren malgastar su vida sino que desean ser protagonistas de la historia personal y social«.

“El servicio desinteresado es un valor que debemos cultivar a lo largo de nuestra vida. Es un nuevo modo de pensar y vivir, sintiendo los problemas más lejanos como inmediatos. Ayudar a las personas mayores es, sin duda, una buena manera para contribuir en nuestra comunidad. Todos tenemos algo que podemos ayudar a mejorar con nuestra compañía y nuestro cariño hacia aquellas personas que más lo necesitan”.

“Nada hay más importante que ser un instrumento para la paz, para el bienestar, para aliviar el sufrimiento y para mejorar la sociedad. Algo tan sencillo como un abrazo, una caricia o un simple apretón de manos, logran arrancar una sonrisa en medio de la soledad de tantos”.

Queridas Hermanitas de los Ancianos Desamparados, gracias por vuestra valentía y vuestra lucha siempre a favor de la vida.

Obras son amores y no buenas razones. ¡ Gracias. Muchas Gracias de verdad !

(Nota: Fotos y textos entrecomillados, tomados de la propia WEB del nuevo ASILO: www.hermanitasvigo.es)

Tomás R. Rodríguez Díaz

07.11.2019

Tomás R. Rodríguez Díaz

Gestión urbanística. Licenciado en Derecho. Articulista. www.cuadernodebitacora.online VIGO. (España)